jueves, 21 de septiembre de 2023

LA HOSPITALIDAD A LA CHILENA segunda parte

 

La hospitalidad a la chilena II

 

El jueves 6 de noviembre de 2014. Un día significativo. Casualmente, esta fecha es también la del cumpleaños de mi amigo Paul, quien se fue hace más de diez años y quien, igual que yo, amaba el mar.

Después del descubrimiento del Pacífico, la visita de Valparaíso bajo la dirección de Gustavo, vuelta a Santiago para el punto final del día: Somos invitados a casa de los Coopman.

Fernando Coopman Moreno es un Re-Viven asiduo y cuidadoso, muy presente en el foro del grupo. Mantiene relaciones privilegiadas con la familia Catalan cuyo el patriarca, Don Sergio, ha contribuido en gran medida al rescate de los Sobrevivientes.

Fernando publica periódicamente datos, actualiza los estatutos, clasifica y explica los materiales de archivo o inéditos, es un documentalista milagroso para el Milagro de los Andes. Nuestros intercambios virtuales están siendo testigos de una simpatía recíproca. Poder finalmente conocer a este personaje formaba parte de los motivos de mi viaje a Chile. Pues organizamos el evento teniendo cuenta mi programa y sus disponibilidades. La oportunidad es limitada, pero la encontraremos: Fernando nos invita a cenar en su casa.

Considerado, nos explica cómo llegar a la estación de metro cercana a su domicilio, donde nos esperará. El día ha sido largo y ocupado, ya que es tarde cuando salimos al aire libre subiendo las escaleras mecánicas de la estación de metro Republica. Fernando está. El instante del abrazo borra el cansancio.

Ha venido a buscarnos en auto con su hijo Raymond (¿hay que escribirlo a la francesa?) de unos veinte años de edad.

Unos minutos mas tarde, llegamos a su casa donde nos espera su esposa Valentina. Una visita rápida de la vivienda confortable, el intercambio de regalos, un punch de bienvenida. Nuestros huéspedes han preparado todo, una rica cena, buena cocina casera.

La charla es relajada. El señor y la señora Coopman son anfitriones muy acogedores. Nos preguntan sobre nuestra vida en Francia, nos explican la suya. Nuestras condiciones de trabajo (las treinta y cinco horas semanales, las cinco semanas de vacaciones al año…) los dejan sonar. Para ellos quienes ambos trabajan en el aeropuerto de Pudahuel, son diez horas mas por semana.

De un tema a otro, la noche pasa rápido, regada de buen vino chileno. Pero todos estamos cansados y después de las doce campanadas de medianoche, tenemos que despedirnos.  Fernando va a acostarse porque toda la semana despierta a las cuatro y media. Pero, ultimo gesto, Valentina y Raymond insistan para llevarnos a nuestro hotel.

Este encuentro demasiado corto era imprescindible. Santiago de Chile, Valparaíso… los sueños a veces se hacen realidad.

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