viernes, 23 de diciembre de 2022

EN TRANSPORTE PUBLICO

 

TRANSPORTES PÚBLICOS

 

 

Anónimos en los transportes de quienes es bastante fácil y divertido adivinar la nacionalidad. La lengua, si se puede identificarla es el mejor indicio, pero deja unas incertidumbres.

 

Este español sibilante, poco acentuado, blando por supuesto es de América Latina, pero si no es argentino quizás es boliviano, chileno o uruguayo.

El castellano (o español hablado por los nativos de la madre patria) es más articulado, más enérgico y más clásico.

¡Del francés, ni hablar! Si son compatriotas casi todos hablan «agudo» y no es forzosamente agradable escucharlos. (¿Los meridionales como yo viajan menos porque se sienten bien en casa?) A veces un francés un poco raro revela un Belga o un Suizo. Y hasta en el avión El Calafate-Buenos Aires mi vecino canadiense (de Quebec) me gratifica de una charla interesante, pero sin tregua durante más de una hora con todas las entonaciones necesarias.

Brasileños también en Argentina. Bastante numerosos. Estos no se pueden confundirles con otros. Su plática melodiosa y mojada, bien rítmica se lleva a Copacabana.

Y además los otros, mal identificados porque mal conocidos: Ingleses de nativos o de Estadounidenses, inglés-herramienta farfullado, idiomas de Europa de Norte, toda una interferencia. Viajeros venidos de no se sabe dónde, y para quienes se pregunta porque han llegado aquí.

Cada traslado podría procurar un escenario para una película de Claude Lelouch, con sus «flash-back», sus encuentros improbables sus «ojalá» y sus «pero…»

 

ENCUENTROS O COHABITACION FORZADA

 

Estacion de autobuses de Puerto Madryn

En el recorrido de Puerto Madryn a Rio Gallegos (17 horas casi sin pararse) estamos en la planta baja del micro que solo contiene una decena de asientos. Delante de nosotros, dos jóvenes viajan solos; El primero es muy moreno y habla un poco español. Intercambiamos unas palabras, es Israelí. Su vecino es rubio, atlético y anglicista. Aprenderé más tarde que es Australiano.

¿Reservados, tímidos o poco sociables? No hablan mucho. Sino unas frases formales para preguntarme unos datos sobre el viaje. Y aunque están sentados al lado uno de otro y son de la misma edad, tampoco comunican mucho ambos. Como parecen aburrirse, intentan dormir. Sueños más o menos largos entrecortados de momentos de juego en la pantalla o de lectura (en hebreo) para el Israelí. Pero ningún entre los dos está molesto.

 

Mas incomoda es la presencia de dos Alemanas que viajan juntas. Esas señoras de cara poco amable emplean el máximo de espacio posible. Cambian sin cesar de lado para admirar el paisaje o fotografiarlo, o mirar la película exhibida, o recorrer a paso largo el pasillo para estirarse las piernas etc.… Una de las dos cuando consiente en ocupar la butaca suya hace su gimnasia. Sobrealza sus piernas metiéndolas en el respaldo de la butaca de delante y las mueve en todos sentidos…

Habrá que sufrir su agitación hasta la llegada. Menos mal que en Rio Gallegos nuestras rutas se separen y sin embargo no las encontraremos nunca más!

 

Mas chocante es el encuentro con Cristian el «auxilio» que la compañía Andesmar emplea para que atienda a los pasajeros. Está encargado entre otras cosas de servir las comidas.

Este hombre todavía joven se encarga «a la argentina»: sin darse prisa, sin descontento ni entusiasmo aparentes. Es tranquilo, amable pero un poco desengañado. Parece a Rafael Ibáñez (un rugbier francés de origen española.)  Como rechazo la copa de Sprite que propone de oficio, me pregunta si me gusta más el vino, va a buscarme una botella, me sirve dos veces con un chiste. Nos ponemos a platicar. Después de un momento me pregunta de dónde soy. Me confía que sueña con venir al sur de Francia para jugar al rugby y ser contratado por un equipo como profesional, por ejemplo en Toulouse! Pues entiendo que Cristian sueña una vida mejor, que su empleo no le conviene y que se ahoga un poco en los pasillos estrechos de los micros Andesmar haciendo circular las bandejas. Luego le incito para que venga darse cuenta sobre el terreno: «Ahorra para hacer el viaje!» Es su intención. Planea realizarla dentro de dos años. Intercambiamos nuestros correos electrónicos. Uno nunca sabe…

 

También habrá la acogida cordial de Marcelo en Puerto Madryn, la de Javier en El Calafate muy atrayente, las explicaciones pormenorizadas de Noemi con quien visitamos la Península Valdés, la sonrisa tímida de la empleada en el albergue Lago Argentino, y los demás…

Encuentros de unos minutos, unas horas, unas frases o unas sonrisas…

 

Noemi, Javier, Marcelo, Cristian... sois los habitantes de mi Patagonia.

 

viernes, 9 de diciembre de 2022

BUENOS AIRES Y LOS PORTEÑOS

 

BUENOS AIRES

 

 

Buenos Aires es una bella mujer, pero mal vestida. O mal peinada. O mal pintada.

Es una pena. «Porque tendría todo para ser linda.»

 Buenos Aires es azul y rosa, de matices claros y puros. El cielo de noviembre es del mismo azul que las fajas de las banderas que flotan en el viento liviano. Las siluetas delicadas de los jacarandas destacan su corteza casi negra sobre el rosa de las paredes para estallar en cornetas lavanda.

 Buenos Aires tiene ladrillos rosas y polvo fino en el aire seco como en Toulouse algunos días de verano. Como en Toulouse, se anda en las aceras reventadas por los tubos de gas y, como en Toulouse, España empuja un poco su cuerna.

 Las terrazas de los bares son animadas, numerosas y acogedoras. Las salas sombrías con la barra lustrosa zumban como colmenas por el vaivén de los mozos, por el sonido de las teles, por las charlas de los clientes.

 Buenos Aires a pesar de sus rascacielos de vidrio no es Big Apple, no es una manzana, es un pastel grueso.

O mejor el escaparate de una pastelería como se encuentran muchas en las calles del Centro.


Escaparate de una pasteleria en una calle del Centro, quizas Lavalle o Reconquista


La Casa Rosada es delicada, toda de nata cincelada, imponente sin ser majestuosa.

Es un palacio para una mujer, Evita o Cristina. ¿Republica de opereta?

Los monumentos conmemorativos también se parecen a los pasteles argentinos: Han querido hacerlos hermosos y serios y han puesto demasiado.

La Casa Rosada desde  Avenida Colon



LOS PORTEÑOS

 

 

 

Los Porteños están en representación en la calle.

Pasan sin darse prisa porque el tiempo es para todos, no se necesita ganarlo, se puede, se debe gastarlo. Toman su tiempo para saludarse, para charlar, para esperar. Delante de los bancos, se ponen en fila sin atropellarse, sin impacientarse.

En el restaurante también hay que esperar porque el mozo no ira más de prisa. Los gestos son moderados y las cosas se encadenan hasta el ritual de la cuenta.

Se la pide, llega y el importe es anunciado en voz alta. Hay que averiguar, encontrar el cambio. Quizás no lo tienes, el mozo tampoco. Se va, vuelve. Después tienes que calcular la propina, encontrar otro cambio, contar de nuevo, y cuando todo está arreglado, puedes marcharte. Sin darte prisa.

 

En Argentina, la gente se parece a lo que es realmente: una ama de casa yendo de compras, un cartonero que escoge la basura, un empleado o un ejecutivo.

La condición está establecida y no se moverá. ¿Por qué cambiar? Cuando me asombro de la organización de las actividades de los cartoneros, Federico me contesta: «Han elegido esta forma de vida.» ¿Hay fatalismo, dureza, realismo o idealismo en la actitud del joven arquitecto? Esta aquí para desempeñar el papel que le ha sido atribuido y no lo cambiara.

Al principio, no pienso en preguntarle cuales otras opciones hubieran podido elegir, según él. Los Argentinos que conozco sin embargo no tienen sangre india para que corra la resignación y la sumisión instintivas que les otorgaban los conquistadores.

Todos son de origen europeo, la mayoría española o italiana. Sombríos de pelo y de piel, y de dientes blancos, el arquetipo del Latino: Por supuesto seductores, amables, cálidos. El tuteo esta generalizado, así como el uso del nombre de pila. En cuando nos conocemos, la familiaridad se establece, pero conservando los códigos de la cortesía y de los usos sociales. Y para saludarse el tradicional abrazo con un solo beso. Tantas veces como nos vemos en un solo día.

sábado, 3 de diciembre de 2022

RECUERDO

 

RECUERDO

 

Cuando regresé de mi primera estadía en Argentina, publiqué este pequeño texto en el foro del grupo Re-Viven para agradecer a los que había conocido.

 

Don’t cry for me Argentinos!

 

Porque regresé a casa muy feliz

 

Recuerdo…

El azul del cielo de Buenos Aires y de las flores de jacarandás

El descubrimiento de la Patagonia, sus horizontes, las ballenas en Puerto Madryn y la contemplación del Perito Moreno en su esplendor.

Recuerdo… la pregunta de Ximena: ¿Porque elegiste este destino? La respuesta adecuada habría sido: «hacer realidad mi sueño»: ¡hecho!

Recuerdo también el privilegio de haber sido invitado por Pedro a su casa: otro sueño cumplido.

Recuerdo sobre todo mis reuniones con estos "locos" de Re-Viven que me recibieron con mucha calidez y lo buenos momentos que pasamos juntos.

Yo recuerdo…

La serenidad de la familia Nastasi: ¿A quién no le gustaría ser parte de esta familia?

Los chistes que nos contábamos con Juan Manuel

Las contundentes preguntas de Ximena

La brillante sonrisa de Isabel (y sus pasteles)

El «saber escuchar» de Alexis

La espontaneidad de Ana

Las historias de Javier y las risas compartidas

La fuerza tranquila de Joaquín

El dinamismo de Vicky

La soltura de Federico

La larga conversación con Darío el buen tipo

Y de Ariel, Hugo y Mirian, que nos atendieron como si fuéramos VIP… ¡ni hablar!

Cristina se une a mi para mandarles mucho cariño.

Y a los Re-Viven que ya no conozco y tengo ganas de conocer… ¡hasta luego !



Reunion Re-Viven ! en lo de Ana en Bs As

de izquierda a derecha : Alexis, Ariel, Ana, Isabel, Sofi, Cristina, Yo, Javier, Hugo, Joaquin

UNOS DIAS EN URUGUAY

  Unos días en Uruguay   Ir a Uruguay es un poco como volver al pasado. En este pequeño país cuya decoración a menudo anticuada evoca ma...