lunes, 2 de octubre de 2023

UNOS DIAS EN URUGUAY

 


Unos días en Uruguay

 

Ir a Uruguay es un poco como volver al pasado. En este pequeño país cuya decoración a menudo anticuada evoca mas bien el siglo veinte, el tiempo que pasa parece extenderse más lentamente que en otros lugares.

Es lo que puedo sentir desembarcando en Colonia en diciembre de 2017 para responder a la vez a la propuesta de Hugo y a la invitación de Natalia. Dejándome llevar por mis amigos que lo han planeado todo, dejo las horas pasar, disfrutando de los momentos de descubrimientos y de emociones que se suceden.

Primero es la conferencia dada por Coche Inciarte, uno de los Sobrevivientes, con ocasión de la publicación de su libro “Memorias de los Andes.” El documental, los comentarios del autor me captivan. Después de las dedicatorias, hablo un poco con Coche, luego con su esposa Soledad. Me sorprende constatar, cada vez que encuentro a Latinoamericanos, como aprecian que un Francés se interesa por ellos. Cuando les pregunto por qué, me contestan cosas como: “¡Pero, Francia! El país de la libertad, de la Revolución, de los Derechos Humanos, de Victor Hugo, etc.…” Todas nuestras glorias nacionales pasan allí. Por mucho que les diga que solo soy un Francés anónimo, y que soy yo quien les agradece por su acogida cálida y el interés que me prestan, su actitud demuestra que se sienten honrados de mi visita. Es halagador, y seria embarazoso si no se estableciera esta corriente de simpatía que llaman sintonía.

despues de la conferencia de Coche

Luego es el reencuentro con Natalia que nos espera en Montevideo. Cuando bajamos del autobús que nos ha llevado a través de un campo suavemente ondulado, cultivado, pero poco poblado, está acá, acompañada por sus padres.

De inmediato entiendo que están felices de acogernos, y quieren hacer todo para que seamos satisfechos Rosanna, la mama, es amable pero discreta. Su marido Luis sobrepasa su timidez para ponerse a nuestra disposición. Nos embarca en su Volkswagen para una vuelta a la ciudad. Comenta, para en los lugares de interés para que podamos fotografiar.

El paseo marítimo de Montevideo hace pensar en la “Promenade des Anglais” de Nice. Una larga playa en semicírculo repleta de edificios modernos y bastante lujosos, llevando nombres evocadores: “La Croisette, Saint-Laurent…” Siempre el prestigio francés. Entonces vamos al casco urbano para almorzar en el Mercado Agrícola, antiguamente mercado municipal convertido en tiendas y lugares para comer. Nos reunimos con una joven pareja al que Natalia le dio cita. Gerardo es un Re-Viven apasionado por la montaña, que ya hizo cuatro veces la Cabalgata al lugar del accidente, y también el ascenso de una de las mas altas cumbres de los Andes. Su pareja Lorena no comparte esta pasión, pero habla con humor y vivacidad.

Mientras se traga un gramajo enorme, Gerardo nos enseña que por la noche va a tener lugar la última actuación de una obra teatral adaptada del relato autobiográfico de Nando Parrado y cuyo titulo es: “Sobrevivir en los Andes.” ¿Cómo perdernos una oportunidad como esta?  A fines de la tarde, nos encontramos delante del teatro del Centro con un grupo de jóvenes reunidos por Mariana, otra Re-Viven muy activa.

En la sala inmersa en la penumbra, la tribuna rodea el escenario mas abajo. La decoración es austera pero evocadora: Una montaña de diarios arrugados y pegados evoca bien un banco de nieve sucia y congelada, unas valijas abiertas están esparcidas alrededor de los restos del fuselaje. Los diálogos son contundentes, bien dirigidos por los actores talentosos.

En el teatro

Al final de la obra, Mariana me presenta el elenco y sacamos una sesión de fotos. Entonces vamos a cenar todos juntos en un restaurante cercano, después de lo cual Mariana nos lleva a nuestro hotel con su auto. Me habla, peros le contesto distraídamente. Estoy perdido en mis pensamientos. 

con el elenco y los Re Viven Uruguayos


El día siguiente, Natalia y Mariana se turnan para proponernos otros descubrimientos sobre el tema: El museo “Andes 1972” fundado por Jorg Thomsen (¿Uruguayo-Noruego?), el colegio Stella Maris donde estudió la mayor parte de los rugbiers del equipo de los Old Christians, y la biblioteca “Nuestros hijos” fundada por las madres de los que no volvieron. Dejo un testimonio en el libro de oro, momento oportuno para reflexionar después de tanta intensidad.

firmando el libro de oro en la biblioteca Nuestros Hijos

El día termina en la casa de los padres de Natalia, que nos invitaron a compartir un asadito para… ¡agradecernos por recibir nuestra visita! 

Alrededor de la mesa flota el apetitoso olor de la carne preparada por Luis, y también algo intangible y ligero.


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